Reyna Arely Geron-Gúzman no esperaba ningún regalo debajo del primer árbol de Navidad de su familia. El árbol estaba decorado con adornos colgantes y una estrella brillante en la copa. Lo único que faltaba eran los regalos debajo.
Entonces intervino Norma Landgraff.
Recaudó fondos para comprar 64 regalos para Geron-Gúzman y sus tres hijos, que colocó bajo el árbol, haciendo realidad el sueño americano envuelto en papel de colores vivos.
Al abrir los regalos, la familia de Geron-Gúzman descubrió de todo, desde juguetes hasta perfumes. Los regalos continuaron durante todo el año, ya que Landgraff ayudó a Geron-Gúzman y a su familia después de que su marido fuera deportado.
”Yo sé que norma fue la que promovió todo eso pero ella es parte de y y pues sí, eso de ella lo hizo algo muy grande, muy lindo para nosotros,” Geron-Gúzman dijo.
El objetivo de Landgraff es ayudar a la comunidad, lo que expresa a través de su papel como coordinadora de la Iglesia Hispana, una iglesia local de habla hispana que ella misma ayudó a fundar.
“La historia comienza cuando yo en el 2010 le digo a Dios que ¿para qué me creó?” Dijo Landgraff. “¿Para qué me hizo? ¿Nací solo para trabajar y hacer dinero?”
Landgraff llegó a Bloomington desde Bogotá, Colombia, para participar en el Programa Intensivo de Inglés de la Universidad de Indiana en 2011. Estudió durante seis meses y regresó a su país al final del semestre de primavera.
“En ese momento, mi nivel de inglés era cero,” dijo Landgraff. “A mis 42 años, solo sabía algunos colores y números en ingles.”
Durante sus estudios en una conversación con su profesora de inglés, Gail Pontius, Norma dijo que quería volver a Estados Unidos como misionera.
“La primera reacción interna de Gail fue: ‘Bueno, buena suerte. Eso no va a suceder’. Es como si no existiera ese tipo de visado para que un latinoamericano venga a nuestro país como misionero,” dijo su marido, Brad Pontius.
Landgraff, que había tenido una exitosa carrera como arquitecta en Colombia, recibió una reacción similar por parte de sus amigos en Bogotá.
“Mis amigas se reían de mí; me preguntaban si la gran arquitecta se iba a venir a trabajar a McDonald’s a limpiar y cocinar, y si iba a dejar la buena vida que tenía allá,” dijo Landgraff.
Durante su tiempo en Bloomington, Landgraff conoció en diciembre de 2011 a quien hoy es su marido, Tom Landgraff, a quien ella llama su «príncipe azul». Los dos se conocieron en una fiesta organizada por un amigo común y mantuvieron correspondencia por correo electrónico cuando ella regresó a Colombia. Él visitó Colombia y ella regresó a Bloomington para que sus familias se conocieran.
“Yo estaba super feliz con el ¿qué más podía yo pedir?” dijo Landgraff. “En un momento Tom se sentó debajo de una enramada muy linda y estando yo de pie el sacó una cajita con un anillo. el me preguntó en español ¿quieres casarte conmigo?
Después de aceptar con entusiasmo en diciembre de 2012, Landgraff se mudó definitivamente a Estados Unidos en enero de 2013 con su marido.
A su regreso a Bloomington, primero trabajó enseñando inglés a estudiantes de inglés en el Broadview Learning Center, y luego pasó a trabajar como asistente de alcance global y local en la iglesia cristiana Sherwood Oaks. Allí participó en la fundación de la Iglesia Hispana.
“Recibí varias solicitudes para poner en marcha algo que se adaptara a quienes solo hablaban español, porque querían que sus cónyuges pudieran asistir juntos al servicio, pero era difícil si todo se hacía en inglés”, dijo Pontius.
Le presentó la idea a Landgraff, quien formó un pequeño grupo de estudio bíblico en español. En 2014, el grupo se convirtió en una congregación completa, que se reúne en la capilla de Sherwood Oaks con servicios dominicales por la mañana completamente en español. Landgraff dijo que la iglesia tiene ahora unos 150 asistentes habituales.
“Tú llegas y encuentras tu familia en Iglesia Hispana porque nuestra familia de verdad está en nuestro país,” dijo Landgraff. “Entonces aquí la iglesia se vuelve tu familia, es el lugar donde celebramos tus victorias, es el lugar donde oramos o lloramos o reímos juntas, donde crecemos.”
La mayoría de los miembros de la Iglesia Hispana son inmigrantes de primera generación que celebran almuerzos mensuales y estudios bíblicos semanales. Este invierno tienen planeadas varias fiestas navideñas y una fiesta con chocolate caliente.
“Hemos recibido mucha bendición y no solamente bendición económica ayuda sino pues la bendición de saber que cuento con alguien más aquí que es ajeno a mi familia pero que me apoya que es iglesia hispana,” dijo Geron-Gúzman.
A través de experiencias compartidas como migrantes y una fe común, los miembros de la Iglesia Hispana navegan por las diferencias culturales y las expectativas dentro de la iglesia. Sergio Lema, pastor de la Iglesia Hispana, dijo que la iglesia trata de actuar como un santuario donde cualquiera puede sentirse aceptado.
“Hay una riqueza que todos reciben cuando las culturas pueden superar sus diferencias al adorar juntos,” dijo Pontius. “Es muy bonito ver incluso a personas de habla inglesa intentando cantar canciones en español, o escuchar las voces de las personas a tu alrededor cantando la misma canción en un idioma diferente.”
Más allá de las paredes de la iglesia, los voluntarios de Iglesia Hispana colaboran con Habitat for Humanity del condado de Monroe y con el Hoosier Hills Food Bank .
“No creemos que sea solamente que vengan los domingos, se sientan, calientan las sillas y se van hasta el siguiente domingo,” dijo Landgraff. “Pero sí queremos que sea una iglesia activa, una iglesia que ayuda a la comunidad, que sirve.”
Más allá de la motivación de su fe, Landgraff intenta combatir los estereotipos negativos contra los inmigrantes. Dijo que los estadounidenses suelen ver a los inmigrantes como personas que vienen al país para aprovecharse de él, pero ella busca desafiar esta idea y contribuir a su nueva comunidad. También mencionó que la asistencia ha disminuido debido al temor de los asistentes a ser detenidos.
“Yo no estoy cumpliendo mi sueño americano porque yo tenía un buen trabajo allá en Colombia como arquitecta,” dijo Landgraff. “Dejé de construir proyectos arquitectónicos, pero ahora soy parte de quienes construyen el reino De Dios en esta ciudad.”
En su función, Landgraff se ha involucrado especialmente en dar la bienvenida a los recién llegados a la iglesia, saludándolos cuando asisten por primera vez.
“Tiene muchas ganas de conectar con otras mujeres que están aquí, que acaban de llegar,” dijo Pontius. “Puede que no vayan a la iglesia. No importa. Pueden sentarse juntas. Pueden estudiar juntas, conversar mucho, orar mucho juntas, cosas así.”
En el futuro, el pastor Sergio Lema dijo que la Iglesia Hispana espera seguir siendo un lugar de crecimiento y conexión para la comunidad migrante de Bloomington.
“No somos el lugar donde se van a solucionar todas las situaciones,” Lema dijo. “Creo que somos el lugar donde todas las semillas de transformación se pueden sembrar y creo que por eso somos importantes.”
Geron-Guzmán dijo que la amistad de Landgraff es una de las principales razones por las que se ha quedado en la iglesia.
“No tengo a nadie de mi familia cerca y pues en iglesia hispana encontré una segunda Familia,” Geron-Gúzman dijo.



